en estos tiempos el teclado, la pantalla y el corazón para hacer eco al llamado de Nuestro Señor aquel Jueves Santo de 1857 a la Beata Sor María Encarnación Rosal en la capilla de Beatas de Belán en Ciudad de Guatemala. A esta noble monja se le debe la fundación de la Orden Hermanas Betlemitas Hijas del Sagrado Corazón de Jesús. Las palabras que Nuestro Señor repitió varias veces a Sor María Encarnación Rosal y que podemos seguir escuchando en el corazón son "No celebran los Dolores de Mi Corazón". Y cuáles son esos dolores de los cuales el Señor se quejaba desde ya a medidados del siglo XIX? Dichos dolores no han menguado, es más pareciera que se han multiplicado exponencialmente.
A lo que se refiere Nuestro Señor es a estos dardos que le lastiman y para los cuales parece que nos hemos hecho sordos a consolarle y reparar:
1. Escándalo y Sacrilegio de los malos sacerdotes.
2. Por Violar sus votos las esposas de Cristo
3. La persecución a los justos.
4. Por ver a Su Eterno Padre gravemente ofendido.
5. Por la herejía esparcedia por todo el mundo.
6. Por la apostasía de los malos cristianos.
7. Por el olvido de Sus beneficios.
8. Por el desprecio de Sus gracias y Sacramentos.
9, Por la frialdad e indiferencia a los suyos.
10. Por la idolatría.
Creo que difícilmente escapamos de no ofenderle y provocarle estas injurias, y a la vez no se cansa Él de llamar al corazón. Su Misericordia se sigue derramando sobre cada uno y con esa sutileza que le distingue nos llama para abrirnos a Él y confiar, amar, consolar y reparar.
Que nuestra vida esté llena de pequeños actos de amor que desagravien a un Corazón tan entregado por nosotros.
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