miércoles, 2 de noviembre de 2011

Historia de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús

Primera Parte/ “ Mi Soberano Maestro, si Vos no lo quisieras, no sucedería esto, pero os doy gracias de haberlo permitido para hacerme semejante a Vos.”

Me asombra la humildad y mansedumbre de nuestro Señor Jesús que no nos obliga a llevar esta devoción sino más bien nos lo pide que hagamos un poquito más de ser posible en conocerle,Jesús quiere que le sigamos por nuestra voluntad y nos ofrece a cambio muchas gracias que solo al llegar a esa intimidad con El podemos conocer. Acá esta la historia de Santa Margarita de Alacoque, una humilde sierva del Señor que siempre permitió hacer la Voluntad a Su Amado.

El fervor al Sagrado Corazón de Jesús data de los primeros tiempos de la Iglesia cuando se meditaba en el costado y Corazón abierto de Jesús, de allí salió sangre y agua. Sin embargo no fue hasta que el mismo Señor se presento a Santa Margarita de Alocoque a la cual revelo Su dolor por lo indiferente que somos a tanto amor que lo llevo a la Cruz por nosotros pecadores.

Santa Margarita de Alocoque nace en Janots, Borgoña un 25 de Julio de 1647. Era la quinta de 7 hermanos. Margarita desde pequeña rezaba mucho y tenía una fuerte devoción a la Santísima Virgen María. Apenas a sus cuatro años hizo una promesa a Jesús, ella rezaba “Oh Dios, os consagro mi pureza y hago voto de perpetua castidad” pese a que ella misma confeso años mas tarde que no sabía que significaba la palabra castidad. Margarita sintió desde temprana edad el llamado a la vida religiosa. Su padre fallece cuando ella apenas tenía ocho años lo que puso a su familia en una situación económica muy precaria. Margarita la ingresan a la escuela de las Clarisas Pobre de Charolles, desde el inicio causo muy buena impresión por lo piadosa que era, tanto así que se le permitió por ello hacer su Primera Comunión a los 9 años. Algo que no era permitido en aquel tiempo. Sin embargo poco después Margarita tuvo que ser llevada a su casa porque su salud decayó al presentar enfermedad reumática lo que la obligo a guardar cama hasta sus quince años y por lo que también tuvo que regresar.
Margarita busco consuelo en la Santísima Virgen a quien prometió que si Ella le devolvía la salud entraría a formar parte de sus hijas. Apenas hizo su promesa y recobro su salud, Margarita luego escribiría en su diario:”Recibí la salud y una nueva protección de esta Señora la cual se declaro dueña de mi corazón, que mirándome como suya, me gobernaba como consagrada a Ella, me reprendía de mis faltas y me enseñaba a hacer la voluntad de Dios.” Margarita se vio más unida a la Madre como nunca, la cual desde ese momento fue su guía toda su vida. Sin embargo como joven Margarita cuenta en su diario que a pesar de serle devuelta la salud “me fui detrás de la vanidad y afecto de las criaturas, halagándome que la condescendiente ternura que por mi sentían mi madre y mis hermanos me dejara en libertad para algunas ligeras diversiones y para consagrar a ellas todo el tiempo que desear. “

La Virgen la reprendía con ternura a la vez que también la consolaba cuando Margarita quería sucumbir en la lucha que libraba en su interior. Una vez estaba sentada Margarita rezando el rosario, se le presento la Virgen y le dijo “Hija mía, me admiro de que me sirvas con tanta negligencia” Palabras que causaron mucha impresión en la santa y que le ayudaron como aviso toda su vida. Otro día cuenta la santa que la Santísima Virgen le prometía con ternura: “nada temas, tu serás mi verdadera hija y yo seré por siempre tu buena Madre.” La Virgen fue su sostén y le ayudo a alcanzar muchas gracias cuando Margarita hacia ofrendas y ayunos al Señor.

A partir de la muerte de su padre las cosas no marchaban bien en su familia. A su casa llegaron dos parientes y una de las hermanas de su papa quienes quitaron autoridad a la madre de Margarita, había una lucha continua ya que para todo debían pedir permiso a sus parientes. Fue a partir de entonces que Margarita desbordo todo su amor y encontró consuelo en el Santísimo Sacramento del altar. Esta tarea tampoco fue fácil ya que debía pedir permiso a sus parientes para poder ir a la iglesia y algunas veces se lo negaban.

Una gran angustia que sufrió la santa fue ver a su madre casi al borde de la muerte debido a una erisipela en su cabeza. Entre mas pedía Margarita a sus parientes que ayudaran a su mama, menos interés mostraban ellos. Margarita pidió con mucha fe al Señor que le diera la respuesta a la enfermedad de su madre. Un día al regresar a su casa encontró a su madre con una llaga en la mejilla casi del tamaño de la palma de una mano, con un olor insoportable. Con la fortaleza que le daba la oración curo las llagas de su madre teniendo que cortar hasta la carne podrida. Estuvo al pie del cuidado de su madre y casi no dormía ni comía. A pesar de todo ella nunca dejo de dirigirse al Señor y decía esta oración: “ Mi Soberano Maestro, si Vos no lo quisieras, no sucedería esto, pero os doy gracias de haberlo permitido para hacerme semejante a Vos.”


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